Durante la dictadura militar, Domingo Bussi era el jefe militar de Tucumán y Luciano Benjamín Menéndez su superior. Dispusieron la muerte, la desaparición y la tortura de miles de argentinos. Más de 30 años después los están juzgando. Ni venganza, ni justicia por mano propia. Los organismos de derechos humanos sólo exigieron Justicia. Juicio y castigo fue siempre la consigna. Desde hace unos años, los argentinos estamos empezando a vislumbrar, de a poco y a cuenta gotas, el juzgamiento de los genocidas. Durante el proceso, Bussi sufrió una descompensación cardíaca. No es que me importe mucho su salud, pero esperemos que llegue vivo al momento de la sentencia. Y ahí sí, que se pudra en el infierno.
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2 comentarios:
Muy bueno el comentario. Esos hijos de pua se tiene que pudrir en la cárcel.
Y pese a que nadie los fue a sacar de sus casas de los pelos, los torturó y después los tiró vivos al mar, su principal argumento de defensa es que son víctimas del resentimiento. Que pobres tipos. El infierno lo llevan adentro.
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