miércoles, 13 de agosto de 2008

Los medios perdieron una nueva elección

Desde que se inició el proceso autonomista en la "media luna" boliviana, los medios de comunicación nos "informaban" sobre la crisis que atravesaba el gobierno de Evo Morales. Pero hace unos días, Morales triunfó en el referendum revocatorio. La victoria fue muy amplia y superaría el 60 por ciento de los votos. Inclusive está superando los votos que obtuvó cuando accedió a la presidencia. Y si bien la oposición ganó en algunos estados perdió en dos provincias que gobernaba contra sólo una del oficialismo. En definitiva el gobierno del MAS queda ratificado en las urnas y ahora tiene la posibilidad de obtener, al menos, una provincia más. Un panorama muy alentador.
Pero desde la CNN y el Departamento de Estado norteamericano se salió a hablar inmediatamente de un empate porque tanto Evo como los gobernadores habían ganado en sus estados omitiendo las derrotas opositoras en La Paz y Cochabamba. Los medios argentinos no sólo compartieron esta visión sino que le dieron muy poca cobertura a esta elección histórica. Un gobierno socialista obtenía la mayor cantidad de votos en toda la historia de Bolivia. De esta forma Evo anunció que va a profundir el modelo de estatizaciones y redistribución de la riqueza.
Más allá de las implicancias internas, esta elección es muy importante para consolidar el bloque latinoamericano de gobiernos de centroizquierda en Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Chile, Nicaragua, entre otros. Queda la oposición casi solitaria de Colombia, alineada carnalmente con los Exstados Unidos. Por primera vez en la historia de la América India (como Chávez propone llamar a América Latina, que tiene su lógica al no aceptar llamarnos como los que nos invadieron hace más de 500 años) hay un bloque grande, unido y legítimado por el pueblo que accede al poder en democracia, con un buen contexto internacional y con economías en crecimiento.
En casi todos esos países los medios de comunicación más importantes son opositores y están alineados (y en el agunos casos con prácticas golpistas como en Venezuela) con la derecha. Tal vez sea una buena muestra de que los periodistas no somos tan formadores de opinión como creemos o, tal vez, que la mayoría del pueblo ya no cree en los medios de comunicación después de tantos años de mentiras, operaciones mediáticas y negocios espúreos. ¿Será el inicio de una nueva realidad no mediatizada? ¿Se podrá sostener en el tiempo o seguirá triunfando la teoría goebbeliana del “miente que algo quedará”?

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